sábado, 29 de noviembre de 2014

Lecturas de otoño


Ya he hablado en alguna ocasión de Isaac Bashevis Singer, premio Nobel de Literatura en 1978. Judío polaco, emigrado a USA antes de la Segunda Guerra Mundial, e hijo y nieto de rabinos, el escritor nos habla en El certificado de un chico que bien podría ser él. A los dieciocho años, David va a vivir a Varsovia sin un céntimo y en contra de la opinión de sus padres. A pesar de que tiene muy arraigado el judaísmo no está dispuesto a seguir los pasos de su padre rabino, quiere ser escritor, y para eso sabe que tiene que acumular experiencias que lo hagan madurar. Estamos en plena época de entreguerras y Varsovia es un hervidero de actividad y cultura. Sin embargo, en vista de que no es fácil vivir de la literatura, David se ve arrastrado a buscar otros medios para mantenerse. Un amigo le propone obtener un certificado para viajar a Palestina, algo que solo puede hacer si acepta casarse con una mujer que pueda pagar todos los tramites. David se ve entonces en medio de tres mujeres, muy diferentes entre sí, que le ayudarán a entender el conflicto entre judíos y polacos.
 
 

Imagina que puedes vivir una situación de tu vida tantas veces como quieras hasta hacerla perfecta. A mí al menos la trama me atrae muchísimo, es una de mis favoritas de la ciencia-ficción por lo que cuando un libro o novela así cae en  mis manos lo leo irremediablemente. Kate Atkinson nos lo plantea en Una y otra vez cuando una chiquilla nacida en la primera década del siglo XX vive varias veces la misma realidad, teniendo oportunidad de cambiar cosas que la afectan directamente. Confieso que, a pesar de que la escritora tiene una forma amena de escribir, a veces se hace un poco pesado volver al mismo escenario una y otra vez – como su nombre indica - para revivir todo lo anterior. De todas maneras resulta interesante para los amantes del tema.


 

El diario de Kresthauser, de Daniel Sapi, me llamó la atención desde el instante que leí la sinopsis. Y es que en el Taller Literario estamos hablando sobre "la banalidad del mal", teoría de Hanna Arendt, y pensé que esta novela podría ser un ejemplo sobre el asunto. El argumento trata sobre un médico que además es director de un hospital afamado en Berlín. Ama al nacionalsocialismo con todas sus fuerzas, viendo a Hitler como el salvador de todas las causas perdidas en Alemania. Es por ello que odia a los judíos, comunistas y demás razas consideradas inferiores por el estado nazi. Ante la visita de Hitler para revisar las instalaciones del hospital, todo se está preparando con orgullo e ilusión. Sin embargo, en una noche muy larga, el médico irá descubriendo algunas cosas que harán tambalear sus ideas. Novela negra que se lee en un pis-pas.


 

A Cristina Morató le encanta relatarnos historias sobre mujeres y a mí me encanta que lo haga. Sus libros suelen ser biografías de personajes femeninos; pioneras por África, aventureras en el desierto, reinas, actrices, cantantes y en general mujeres que han pasado a la historia por un carácter peculiar no siempre acorde a su época. En Divas rebeldes nos cuenta las vidas de María Callas, Coco Chanel, Wallis Simpson, Eva Perón, Bárbara Hutton, Audrey Hepburn y Jackie Kennedy.  


 

En octubre tuve oportunidad de asistir al Festival de Cine de Archidona, que todos los años organiza su ayuntamiento, y conocer a la escritora Herminia Luque, una granaina que sabe retratar el universo femenino como nadie. Su libro Al sur de la nada relata la historia de tres mujeres que cercanas a la muerte nos cuentan sus vidas de una forma muy particular. Teniendo en cuenta que estas tres mujeres son Juliana – criada y victima  de Gerard Brenan -, Amparo Muñoz y Virginia Woolf, puedo decir que la lectura se hace de lo más interesante y sorprendente. Tengo que confesar que Herminia ha sido un descubrimiento muy grato en mi vida y que espero seguir leyéndola durante muchos años. Para colmo es un encanto de persona.


 

Y como Cristina Consuegra, mi profesora, no deja de regalarnos buenos momentos, en noviembre nos trajo a Guillermo Busutil, escritor y periodista granadino afincado en Málaga y actualmente director de la revista Mercurio. Decir que lo mío con su escritura fue un flechazo es decir poco. Guillermo es un cuentista – palabra que reivindico por lo mucho que representa a pesar de las connotaciones negativas – que destila ternura y talento. Recomiendo Vidas prometidas al cien por cien. Aunque en los relatos que contiene el libro habla de esa realidad dura que nos envuelve, Guillermo sabe darle un toque optimista que te deja un buen sabor de boca. Sus personajes son entrañables y vitales: un abuelo que lee literatura clásica a su nieto, una profesora jubilada al que sus alumnos no han olvidado, una familia que funciona como una empresa, un echador de cartas muy especial… Y así hasta trece cuentos que a veces se hacen guiños unos a otros y que no se olvidan fácilmente. Y de Guillermo os puedo decir que es una persona cercana, amena y sencilla, con una conversación admirable y mucho encanto para encandilar a todo el que le escucha. Pasamos unas horas estupendas con él.


 

Y hasta aquí mis lecturas otoñales por el momento. Un buen libro, una infusión, una mantita, escuchar la lluvia golpear los cristales de la ventana... ¿qué otra cosa se puede pedir?

jueves, 27 de noviembre de 2014

Por encima del Tajo



Que Toledo es una ciudad con mucha historia no se puede discutir. En cada calle o rincón se puede vislumbrar todo lo que ha sido España desde sus comienzos, el estilo de cada pueblo gobernante y de los habitantes que la vivieron. Este año, donde se conmemora el IV Centenario de la muerte de El Greco, es un placer visitar los museos, salas e iglesias que acogen sus obras. El pintor adoró Toledo hasta su último suspiro, por lo que dejó su impronta por doquier. Si podéis acercaros no os decepcionará el ambiente histórico que se respira vayas donde vayas, independientemente del gran maestro griego.

Un lugar que me ha encantado es El Alcázar.
 

 
Al principio pensábamos pasar un rato en él, pero al final nos quedamos más de cuatro horas. Esta fortificación se creó en el siglo III como palacio romano hasta que los visigodos lo convirtieron en residencia de su rey. Los musulmanes, aparte de darle el nombre – Al Qasar, que significa fortaleza – continuaron obrándolo para ocuparlo, algo que también hicieron los diferentes reyes que pasaron por la ciudad hasta los Reyes Católicos. Todos ellos, y los reyes sucesivos, ampliaron alas y torres convirtiéndolo en un gran edificio que reinaba toda la localidad.
Murallas de distintas épocas se conservan en buen estado.


 
 
Durante la guerra civil el general Moscardó lo convirtió en un mito franquista al resistir el asedio de los republicanos. Y he aquí como quedó su despacho tras las fuertes luchas por conquistar el edificio.
 


 

El famoso teléfono desde el que habló con su hijo, al que terminaron asesinando.



He aquí algunas cosas que se pueden ver en el museo dentro de El Alcázar.

 






El primer bombo para sorteo. Datado en 1839. 
 

 

Máquina cifradora alemana de 1931.



En este coche asesinaron a Eduardo Dato en 1921. Se hicieron más de cuarenta disparos aunque bastaron tres para acabar con el entonces presidente del consejo de ministros. En la parte trasera se pueden apreciar hasta catorce de estos disparos.
 

 


 
 

Esta foto de una concentración de ciclistas se hizo con la cámara que está junto a ella. Un pedazo de trasto que debe pesar lo suyo.

 

Soldaditos de juguete. ¡Me encantan!
 
 
 
 
 
 
Alguno de los instrumentos de Ramón y Cajal, presumiblemente aquellos que lo acompañaron a Cuba, donde ejerció de médico durante la guerra de 1873 a 1875.
 
 
 

Un recorrido lleno de curiosidades que nos encantó y se nos hizo corto.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Unas brujas muy brujas


 
Las brujas de Zugarramurdi es una película de Alex de la Iglesia hecha en 2013 con coproducción francesa. Con actores como Hugo Silva, Mario Casas, Carmen Maura, Terele Pavez, Carolina Bang, Pepón Nieto y Santiago Segura, entre otros muchos, el famoso director bilbaíno nos lleva a Navarra, concretamente a un paraje hermético donde cualquiera temería toparse con monstruos diversos. Para ello se sirve de dos parados que huyen de la policía en un taxi después de haber perpetrado un atraco en pleno centro de Madrid. En la espesura del bosque, de una hermosura sobrecogedora, y en plena noche, van conociendo a un siniestro personaje tras otro hasta quedar atrapados en manos de unas brujas muy particulares. Mientras, dos policías les siguen los talones.

 




Me han encantado los medios técnicos de la película, así como la fotografía y la actuación de algunos actores, aunque encuentro el guión un poco flojillo, a veces demasiado lento para la acción que requiere el tema. Mucho humor negro, ha conseguido hacerme reír en varias ocasiones, a pesar o precisamente por el patetismo de algunos personajes, muy al estilo del director. Tremendo batacazo a mi entender con Carolina Bang, pésima actriz que encima interpreta un papel “algo tonto”.

En definitiva creo que es una película que se deja ver bien a los que nos gustan estos temas y queremos pasar un buen rato sin sacarle mucho más.