lunes, 13 de febrero de 2017

HASTA EL GORRO


Odio que me llamen señora, ¿en qué momento me he vuelto mayor?, oído a cientos de amigas.

Oiga, soy señorita, oído a muchas chicas en entrevistas de trabajo.

¿Es usted señora o señorita?, oído en cualquier sitio oficial.

Por favor, marque la casilla correspondiente: Señora-Señorita, visto en miles de documentos a rellenar, ya sea para viajar en avión, firmar una hipoteca o comprar algo a plazos.

Todo varón es señor desde que nace. Si alguien le llama señorito es para remarcar algunas características de su personalidad, en esto nada tiene que ver su estado civil o su edad.

Sin embargo, a nosotras nos persigue el diminutivo hasta la boda o hasta que alcanzamos cierta edad. Lo que más o menos quiere decir que dejamos de estar disponibles o que ya no somos aptas para ciertas cosas. Y arrastramos esto, condicionadas por el significado que nos han enseñado desde el nacimiento, sintiéndonos mal al pensar que nos consideran viejas.

¿Cuándo desterraremos la palabra señorita de una vez por todas?

Dejemos de dar explicaciones, al igual que ellos.

sábado, 4 de febrero de 2017

Aquel lejano sueño

Cuentan que hubo un tiempo en que podía dormir como un angelito. Que, sin necesidad de otra cosa que no fuera el cansancio que arrastraba tras un largo día de trabajo, sólo debía dejarse caer en la cama para confeccionar sueños de siete u ocho horas.
 
 


Eso fue hace mucho.

 Ahora lo llaman El loco.