sábado, 9 de noviembre de 2013

Good bye, Lenin


 
Alex y su hermana viven en Berlín Oriental. Su padre se ha marchado a Occidente y su madre, después de una fuerte depresión y un ingreso de largos meses en un hospital, decide volcar su vida en los ideales políticos de la RDA, convirtiéndose en líder del partido comunista y haciendo criticas constantes al mundo que se encuentra más allá del muro que divide el país. Los tres viven más o menos apaciblemente, acostumbrados a un sistema de celebraciones patrióticas y alimentos del eje soviético, hasta octubre de 1989, momento en que comienzan a sucederse los acontecimientos que terminaran por unir las dos mitades alemanas. Días antes de la caída del muro, un Alex ya adolescente se une a una manifestación por la libertad que la policía intenta desmoronar. En el momento en que unos agentes intentan meterlo a la fuerza en un furgón, su madre pasa por la calle y al verlo de tal guisa, cae al suelo fulminada por un infarto que la deja en coma durante ocho meses. Durante este tiempo, el muro se derrumba y la RDA es aplastada por unos aires nuevos que transforman todo en algo que muchos no reconocen como su hogar. Cuando la madre despierta del coma, los doctores dicen que cualquier disgusto puede condenarla a una nueva recaída por lo que a Alex se le ocurre ocultarle todo lo que ha pasado y convertir su casa en una especie de museo comunista donde todos tendrán que fingir.






Me ha vuelto a sorprender gratamente el cine alemán en esta maravillosa comedia del año 2003. Decir que me ha gustado es poco. Es tierna y conmovedora, divertida hasta convertirse en desternillante a veces, entretenida a más no poder… Transmite mucha emoción sin entrar en tontos sentimentalismos, haciendo igual crítica a ambos bandos políticos- el capitalismo y el comunismo- y contando de primera mano ese trocito de historia que muchos pudimos vivir a través de las noticias.

Si tenéis ganas de pasar un buen rato, animaos a verla porque no os va a decepcionar. Os dejo el enlace del Youtube:

http://youtu.be/8JrYDjs5gRU

miércoles, 6 de noviembre de 2013

El salero de mi tierra


Diego Valdivia es un joven algecireño que, además de ser ingeniero de caminos, se dedica al piano desde pequeño. No tengo el gusto de conocerlo, pero eso no impide que me maraville de ese arte tan extraordinario que está demostrando en su primer disco. Se llama La Bahía, un canto a la belleza de su tierra que ha querido demostrar en un video-clip grabado en El Faro de Punta Carnero, lugar que no deja indiferente a nadie por sus preciosas vistas.

Os lo dejo aquí para que le echéis un vistazo.

Le deseo mucha, mucha suerte de todo corazón.