D. E. Stevenson nació en Edimburgo
en 1892. En realidad se llamaba Dorothy Emily Stevenson pero nunca quiso firmar con su
nombre para crear un poco de misterio. En aquella época todo el mundo daba por
sentado que las novelas escritas por mujeres tenían el mismo estilo y ella jugó
a ser ambigua para que no pudieran encasillarla.
De hecho, ya desde su infancia sufrió con este tema,
su padre no le permitió ir a la universidad, algo que Dorothy deseaba con toda
su alma. Tampoco le gustaba que escribiera y siempre la obligó a hacer “cosas
de mujeres”. Sin embargo, ella aprovechaba cualquier momento para escribir, su
gran pasión, aunque tuviera que hacerlo a escondidas. Es curioso que su padre,
siendo primo de Robert Louis Stevenson -el famoso escritor de La Isla del Tesoro
entre otras muchas novelas, poeta y autor de varios libros de viaje- fuera tan intransigente con la hija.
Dorothy publicó su primer libro- Peter West- en 1923,
estando ya casada. No volvió a escribir otro hasta 1932, pero a partir de
entonces publicó prácticamente uno por año. Desde el principio, sus novelas se
caracterizan por el humor, la sátira y unos personajes excéntricos y divertidos
que son capaces de cualquier cosa. En principio parece una lectura sencilla que
se lee de un tirón, pero a pesar de la simplicidad de los argumentos, sus obras
contienen una gran profundidad moral, retratando las miserias y alegrías del típico
pueblecito inglés de principios de siglo XX.
El libro de la Srta. Buncle, de 1934, es uno de sus
mayores éxitos. En él cuenta como Bárbara se pone a escribir un libro para mejorar
su situación financiera. Como cree firmemente que solo se debe escribir sobre
lo que se conoce, decide hablar sobre su pequeño pueblo y sus habitantes. Para
ello, imagina cómo podrían mejorar sus vidas e idea circunstancias que las
haría mucho mejores. Algunas son disparatadas, aunque otras no tanto. En cuanto
termina lleva el manuscrito a un editor de Londres, quien sorprendentemente cree que es una obra de arte y se lo publica.
A partir de ahí se arma un buen follón. La novela obtiene mucho éxito, todo el
mundo lo lee y por supuesto sus vecinos también quieren leerlo. Bárbara les ha
cambiado los nombres pero no sus caracteres, manías y costumbres, por lo que
cada cual se reconoce, muchos de ellos con indignación. El problema es que no
saben quién es John Smith, el seudónimo de la escritora, por lo que se ponen a
investigar. Otros se lo toman con humor e incluso más de uno sigue las
indicaciones del libro para renovar sus vidas.
Como he dicho antes, es un argumento fácil, pero Dorothy
lo aprovecha para hablarnos del mundo editorial, de los lectores y de la
literatura en sí con todo el sarcasmo del mundo.
El matrimonio
de la Srta. Buncle fue escrito en 1936, y es la continuación del anterior. Después
del revuelo que ha organizado con su primer libro, Bárbara no solo decide
mudarse del pueblo, sino que además se casa con su editor, un hombre que la
entiende mejor que nadie y está loco por ella. Mientras busca una casa en el lugar
que han escogido para vivir, se entera casualmente del contenido del testamento
de una rica anciana. A pesar de que ha
jurado guardar silencio sobre ello, no puede evitar manejar algunas situaciones
para que el dinero de la anciana caiga donde cree que debe. Entre esto y la
escritura de su segundo libro, Bárbara no para un momento, creando escenas
hilarantes y volviendo loco a su marido.
La escritora tuvo que seguir con la protagonista
porque miles de lectores se lo pedían insistentemente. De nuevo fue uno de los
libros más vendidos del año.
Las dos señoras Abbot es el tercero de la saga. Lo
escribió en 1943 porque mientras tanto
se había dedicado a otras novelas. Aquí, los protagonistas se ven inmersos en
plena guerra. El matrimonio tiene dos hijos y sigue viviendo en el pueblo
anterior, rodeado de sus muchos amigos. Las tramas siguen igual de divertidas,
aunque ahora nos encontramos con todo un regimiento del ejército acampado en una mansión cercana,
algún que otro espía, una huérfana que se niega a volver con sus padres a
Londres y una escritora de novelas rosa que quiere escribir cosas serias. Desternillante
como las otras.
La Srta. Buncle, una de sus heroínas más queridas
por el público, vuelve a aparecer en otras diferentes obras de la autora, algo
que le gustaba hacer con su personajes famosos y que siempre era muy deseado
por los lectores.
D. E. Stevenson estuvo escribiendo hasta 1970, tres
años antes de morir. Aunque no es muy conocida en España, sí lo es en muchos
otros países y ha vendido millones de ejemplares por todo el mundo.