Libre de humos

Hoy hace exactamente 24 días que no fumo, no quiero decir eso de “dejé de fumar” porque la negatividad de la frase hace que muchos fumadores se sientan pesimistas, dejar algo que te gusta siempre es algo triste. Estoy contenta, cada día más. A veces me digo que es un regalo que me estoy haciendo.

Lo mío con el tabaco viene de lejos. Creo que a los catorce años ya tonteaba con un cigarrillo en la mano, queriendo sin duda parecer mayor por el hecho de echar humo como una chimenea. Entonces no era algo constante; la falta de dinero, las vigilancias familiares y el poco tiempo con mis amigos no me dejaron el campo libre hasta que cumplí los diecisiete más o menos, que fue cuando ya compraba mis propias cajetillas.

Durante todos estos años he tenido una relación amor-odio con el Ducados. Odiaba fumar por mi espíritu deportivo así que había temporadas donde sacaba fuerzas de voluntad y me tiraba años sin fumar. Luego volvía, ¿por qué?, pues confieso que mi mente siempre encontraba un motivo: un mal momento anímico, una mudanza repentina, un disgusto familiar… Y así, me encontraba de nuevo fumando, controlando el número de cigarrillos a consumir para contentar a mi conciencia, pero fumando otra vez y en el fondo muy cabreada conmigo misma. No había día que no detestara gastar dinero en el dichoso Ducados, el cual por cierto sube de precio por momentos. Últimamente estaba fumando unos diez o doce al día con lo cual tenía que comprar cada dos días. Me sentaba fatal.

Al fin me he vuelto a decidir. Me paso el día bebiendo agua (no puedo alejarme mucho de los baños como podréis imaginar) y comiendo verduras y ensaladas. Paso de los dulces, frutos secos y picoteos porque no quiero ponerme como una vaca.  Hago muchos kilómetros andando, algunos días más de una vez y sobre todo después de comer, y me he apuntado a natación también. He tenido que cambiar algunas cosas, como mi infusión después de almorzar (me encantan las infusiones) que solía acompañarla de un cigarrito. Ahora dejo la infusión para más tarde, cuando vuelvo de andar. No me apetece mucho salir a tomar cervecitas, algo que relaciono con el tabaco. Y me cuesta trabajo concentrarme en escribir porque aunque no solía fumar demasiado mientras lo hacía, si es cierto que cuando me atascaba me iba a la cocina a fumarme un Ducados (intentaba no hacerlo en otro sitio de la casa porque nadie de mi familia fuma) y parecía que me volvía la inspiración. Tonterías, pero ya se sabe que las manías a veces condicionan nuestra vida. Espero que esto pase pronto.

Mientras tanto intento disfrutar y con el dinerillo que estoy ahorrando este mes me compraré una camisa o unos zapatos dentro de unos días. Pá subirme la moral, jeje...