Mi madre
solía decir: Cuando las cosas están de Dios…. Solía referirse a que cuando algo
pasaba era porque había sido inevitable. Llevo toda la semana con la dichosa
frasecita en la cabeza, seguramente porque al final los años hacen que una se dé
cuenta de que las madres siempre tienen razón. Y es que cuando repaso los acontecimientos del sábado día 8 de este mes, no puedo sino pensar
que Dios, el destino, el cosmos…, en fin, a ver si puedo explicarlo mejor así:
Amaneció un día precioso en Antequera. Nada
más levantarme y mirar por la ventana supe que era uno de esos días de invierno
donde el sol invita a salir a pasear, a tomar algo o a hacer senderismo. Estaba
deseando enseñar a mi hijo, que estaba en casa pasando el puente de la
Inmaculada, la Ruta del Aceite, sitio que nos encanta y que siempre que podemos visitamos. Pero por otra parte, tenía muchas cosas qué hacer: compras, poner el
Árbol de Navidad, planchar alguna cosilla para los niños, arreglarme el pelo…No
tenía muy claro qué hacer, estuve más de veinte minutos dándole vueltas a la
cabeza mientras trataba de decidirme, hasta que al final me dije: "qué porras,
vámonos y ya haremos todo a la vuelta".
Así que en
un pis-pas preparé unos bocatas y fuimos en coche hasta Doña Mencía, pueblecito
de la provincia de Córdoba desde donde nos gusta comenzar la caminata. Anduvimos
hasta Zuheros, otro pueblo en mitad de la ruta en el que nunca habíamos
entrado. Es precioso, tanto que me harté de hacer fotos durante la hora de la
comida, supongo que dentro de poco haré una entrada con ellas y os hablaré sobre
el lugar, que realmente merece la pena visitar.
Volvíamos ya
de vuelta cuando se me ocurrió mirar la hora y vi que eran solo las tres y
algo. Loren me dijo que fuéramos a tomar un café pero yo pensé que era pronto,
que todavía quedaban un par de buenas horas de luz para seguir curioseando por
el lugar. Recuerdo que me dije: “uf, mejor irnos ya y llegar a tiempo a casa,
con tranquilidad”, pero como se estaba muy bien allí ¿por qué ir a tomar café
en vez de seguir caminando un rato más? Además descubrimos una especie de
“concurso aventuras” que se estaba realizando por allí. Se trataba de ir superando
pruebas, desde carreras a pie y en bici hasta escalada, patinaje y no sé qué
más cosas hasta completar ochenta o noventa kilómetros. La mayoría de los
participantes eran jóvenes, chicos y chicas, impresionantemente atléticos,
moviéndose por aquellos parajes como si en realidad no les costase esfuerzo
alguno; también vimos a algún que otro cuarentón, no creáis, que hay gente
mayorcita muy bien entrenada. En fin, que pasamos un buen rato viendo aquello y
charlando con uno de los organizadores que nos explicó un poco de que iba todo.
El sol comenzó a ocultarse tras una de las montañas y el frío nos hizo querer
irnos por lo que nos pusimos en marcha. Ahora sí que sí.
Bajada algo
empinada llena de guijarros. Barandilla mohosa. Loren me dice: “Agárrate bien
que este camino resbala”. Pero yo paso de agarrarme fuerte porque el moho me da
asco, y cuando empiezo a explicarlo… ¡catacrac! Ya me he caído de culo, con la
mala suerte que la pierna hace un giro extraño y suena como cuando partes una
rama con todas tus fuerzas. Lo siguiente que recuerdo es ver cómo tenía el pie
colgando y un dolor que da risa a los dos partos que he tenido.
No voy a
contar la odisea que siguió después, de cómo Loren tuvo que correr siete
kilómetros hasta el lugar donde estaba aparcado el coche, ni los veinte o
treinta minutos que estuve sentada en el borde la carretera, muerta de frío,
mientras mi hijo intentaba calmarme. Tampoco voy a hablaros del viaje a
Antequera- todavía tengo pesadillas sobre eso- ni las horas que siguieron en el
hospital a base de pruebas, radiografías, etc.… que terminaron con una
operación donde me colocaron una placa. Y no, nanay de aburriros contando que
la epidural me provocó una cefalea por la que al final he tenido que estar en
el hospital más días de la cuenta, es decir, que en vez de estar en casa el
lunes no me han dado el alta hasta el jueves.
En fin, no
voy a cansar a nadie con mis cuitas, que ya bastante me canso yo misma. El
motivo de hacer esta entrada ha sido no tanto explicaros el por qué he
estado “missing” tantos días, sino también para constatar, tal como seguramente sabía
mi madre, que la vida consiste en tomar una serie de decisiones al día, minuto tras
minuto, que hacen que ellas sean las que decidan el destino de los acontecimientos.
No he dejado de lamentar en estos días no haberme quedado en casa aquella mañana-
con tantas cosas que quería hacer-, no haber accedido a aquel café y por
supuesto no haber agarrado la barandilla por esa especie de asco que ahora
mismo me resulta patético. Pero ya no hay vuelta atrás, cuando las cosas pasan
es porque hemos estado tomando decisiones, en cuestión de segundos a veces, acertadas o no, que nos han llevado al
presente.
Acojona un poco, ¿verdad?
merchi, tu madre tiene razón. la mía dice que cuando no se tiene ningún dolor no lo valoramos, pero cuando nos viene daríamos cualquier cosa por no tenerlo. quien dice un dolor dice una lesión o cualquier otra cosa. y el poder moverse libremente también es algo que se echa de menos cuando nos falta.
ResponderEliminarlo de las decisiones yo también lo he pensado. a veces tienes la sensación de recibir un castigo muy grande por un error muy pequeño. ir a hacer senderismo era una opción muy válida, ya que es un ejercicio sano y sirve para conocer bonitos paisajes. era algo que no hacía mal a nadie, pero luego...
siento los dolores tan fuertes que pasaste, y espero que al menos haya remitido. ahora descansa, aprovecha para leer o ver películas o lo que más te guste, y cuando te recuperes verás qué alegría te da volver a andar.
ya nos contarás cómo va la recuperación. besos!
Gracias, Chema, seguimos en contacto por Facebook, un beso enorme y ya te felicitaré dentro de unos días.
EliminarPor eso a mi no me gusta el senderismo ni nada de eso... ¡es que ademas de cansarme seguro que acabo con todo roto y nunca jamas me he roto ni una uña! Ainsss, tomatelo con calma, aprovecha para reposar y leer y ver pelis...
ResponderEliminarMi suegro decía que correr es de cobardes, jajaja... A mí es que me gusta mucho el senderismo, pero a partir de ahora intentaré ir con más cuidado. Eso sí, dejarlo nunca, no quiero acobardarme. En cuanto pueda andar allá me iré, que tengo una edad que los huesos se pueden atrofiar, jajaja... Un beso, guapa.
Eliminar¡Vaya peripecia la tuya, Merchi! Siento que la excursioncita acabara así. No es tanto, en este caso, una cuestión de decisiones. Me da la impresión de que ese día te tocaba romperte la pierna. Todo sirve. Sin excepción. A lo mejor precises de descanso, de lectura, de quéséyo. En cualquier caso, mucho ánimo. Ya que vas a tener que reposar, vivirlo de la mejor forma posible y disfrutar de ese descanso obligado. Un abrazo.
ResponderEliminarP.D.: Muchos hechos como el tuyo han impedido a otros coger un autobús, un coche o un avión donde iban a encontrar una muerte segura. A lo mejor me estoy poniendo un pelín melodramática, pero lo que quiero decir es que no ha sido por casualidad, por no agarrarte a la barandilla, por no tomar aquel café...
Me ha gustado mucho tu forma de ver el asunto, Zambullida, eso de que a lo mejor me he partido la pierna porque no he viajado a algún sitio programado,por ejemplo, que al leerte he recordado que si, que había algo de eso. Lo que si está claro es que la vida es así, nunca sabes lo que puede sucederte al minuto siguiente. Es una pena que sabiendo esto desperdiciemos tanto el tiempo con tonterias. Un beso y gracias.
Eliminarwapaaaaaa, ainss la pobrecilla !! cuánto te queda con la "pata chula"?
ResponderEliminarvaya fechas para darte reposo.. pero bueno, a nadie le viene malq ue le cuiden y le den mimitos de vez en cuando!! aprovéchate y dejate cuidar!!!
muchos besitos desde coín!!
Tengo para rato, mes y medio de reposo aunque puede que las últimas semanas me dejen moverme algo más. En fin, me dejaré mimar, a ver si aguanto ver cómo me hacen las cosas estando yo quieta, que no va mucho conmigo. Besos y feliz Navidad guapa.
EliminarUufff no me quiero ni imaginar el daño, tal y como lo cuentas. Pero mira, otra cosa para contarle a los nietos. Por otra parte, Saramago escribió, sobre un desamor, "entre usted y yo, mejor eso que un brazo roto", y siempre pensé que no, que en el fondo todos preferiríamos rompernos un brazo (o una pierna) a que nos rompieran el corazón. Pero sinceramente creo que ahora me cambiaría por ti...
ResponderEliminarEn fin, lamento mi ausencia estas semanas, pero espero estar ya al 100%. :-)
¡Besos y feliz Navidad!
Espero que estés bien, X. Sobre el dolor, yo creo que esto no es comparable a otros que nunca sanan, como la perdida de un hijo o un ser querido. Siempre he dicho que el corazón es el organo que más duele y además, las cicatrices suelen picar toda la vida. Besitos, guapo y Feliz Navidad.
EliminarTe salió un poco cara la excursión pero deberías quedarte con lo bien que lo pasaste antes. Nada te asegura que si te hubieras quedado en casa no estarías igual... quien sabe. Solo desearte una pronta recuperación. Besotesss
ResponderEliminarGracias, Geno, es cierto que una siempre debe quedarse con lo mejor de la vida. Lo que pasa es que estar todo el día en casa, con la "pata parriba" es un poco desesperante, jejeje... Espero que los días pasen pronto y pueda estar pronto callejeando, que es lo mío. Besitos y feliz Navidad, guapa.
EliminarAy, Merchi, qué faena!! Y con las fiestas por delante además! Bueno, piensa que estar con la pierna en reposo quizá te haya dado la oportunidad de dedicar tu tiempo a leer, a que te hagan las cosas, a que te visiten los amigos, a remolonear en la cama, a bloggear.... piensa en las cosas buenas!!!
ResponderEliminarCuídate mucho, besos y Feliz Navidad!
Feliz Navidad para tí también, Rosana, muchas gracias por tus buenos deseos. Desde luego voy a tener una Navidad diferente, de pasarme días haciendo cosas (soy muy cocinillas sobre todo en estas fechas) este año voy a estar sentada esperando que me sirvan, jejeje...Ya veremos como lo llevo. Besos.
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