miércoles, 3 de mayo de 2017

LA CHICA ESO


Había cientos de periodistas esperando a Elinor Glyn en Los Ángeles aquel día de 1927. La escritora británica, que llegaba desde Inglaterra para participar en la adaptación del guión de su novela The It Girl, ya era bastante famosa por su creaciones románticas, sus conocidos romances dentro de la alta sociedad y por ser hermana de la diseñadora Lucile, quien sobrevivió al hundimiento del Titanic. De hecho, se dijo que fue ésta quien la inspiró para la protagonista de su última obra literaria.
 
 

Lo cierto es que las novelas de Elinor se vendían como rosquillas. Algunos críticos literarios, haciendo uso de la burla, denominaban su estilo como un escenario único donde las protagonistas no paraban de contonearse ante sus amores. Al parecer, era bastante almibarada incluso para la época, pero eso no le impidió encontrar un público deseoso de leer todo lo que escribía. The It girl había despertado pasiones ese mismo año y Hollywood decidió sacarle partido llevándola al cine. Lo cierto es que la película, a pesar de la supervisión de Elinor y de que su nombre apareció en los títulos de crédito, tenía poco que ver con el libro, de quien Dorothy Parker dijo que dura casi trescientas páginas en las que los protagonistas no dejan de vibrar como un par de lavadoras.
 
 

Los periodistas quisieron que Elinor les hablara sobre el término It y ella, rodeada de flores de bienvenida, explicó que era la cualidad que poseen unas pocas personas, eso que atrae a los demás con su vital fuerza magnética. Con eso conquistas a todos los hombres si eres mujer y a todas las mujeres si eres hombre. Ante los ruegos insistentes de los congregados para que pusiera ejemplos de personas conocidas, Elinor no dudó en nombrar a Rodolfo Valentino, John Gilbert y el caballo Rex de Wonder House, ganador de carreras. Más tarde agregaría al botones del Hotel Ambassador de Los Ángeles y, por supuesto, a Clara Bow.
 
 

Clara Bow había nacido en 1905 en un barrio pobre de Brooklyn. Era la menor de varios hermanos que murieron al nacer, por lo que su padre ni siquiera la inscribió en el registro civil intuyendo que seguiría el mismo destino que estos. El hombre, irresponsable y pendenciero, acostumbraba a pasar largas temporadas fuera de casa, por lo que la madre debía prostituirse para que ambas pudieran subsistir. Cuando el hombre regresaba era peor, ya que organizaba broncas alcohólicas  donde según parece maltrataba a las dos. La madre, amargada y emocionalmente inestable, también bebía. Dicen que amenazaba a Clara alguna que otra vez con un cuchillo en la garganta durante la noche y que la niña escapaba a la calle, que se convirtió en un refugio donde conoció a niños en iguales circunstancias. Años más tarde, en uno de los miles de reportajes que hicieron sobre ella, un periodista aseguró que la facilidad de sus lágrimas en el rodaje se debía a los recuerdos de aquellos tiempos, especialmente al de un vecino que murió en sus brazos por quemaduras graves cuando ambos contaban sólo diez años de edad.
 
 

No resulta extraño que Clara deseara con todas sus fuerzas escapar del entorno familiar. En 1921 presentó unas fotografías suyas a un concurso para una revista de cine. Ya entonces, aunque no tenía más que 16 años, era una chica atractiva con una espléndida sonrisa que atraía todas las miradas. El premio consistía en un pequeño papel en una película, aunque tuvo la mala suerte de que sus escenas fueron suprimidas y no se recuperaron hasta mucho después, cuando ya era una actriz famosa.
 
 
 
Clara continuó trabajando en el mundo del espectáculo sin destacar demasiado hasta que su madre murió en 1923. Entonces se marchó a Hollywood, donde si comenzó a despuntar con su carisma especial. En 1924 fue galardona en los WAMPA BABY STARS, una campaña promocional del mundo del cine que servía para dar cobertura promocional a las elegidas. Fue así como se le facilitaron las cosas para adentrarse en las compañías cinematográficas, que enseguida supieron sacar provecho del interés que sus actuaciones provocaba en el público. En 1925 consiguió su primer papel principal y, a partir de ahí, no dejó de actuar durante quince horas al día. Hizo treinta y cinco películas en cuatro años, quince de ellas sólo en 1925.




The It girl cuenta la historia de Betty, interpretada por Clara, una chica que trabaja en unos grandes almacenes y se propone conquistar al dueño. Es una comedia romántica que destaca por la personalidad de la protagonista, la modernidad del papel y por esa belleza que hacía suspirar a todos los espectadores. Si algo tuvo claro la productora con este film es que Clara Bow era la reina de Hollywood en aquellos momentos. No sabemos si a la autora de la obra original, Elinor Glyn, le importó que a partir de ese momento la actriz fuese llamada It girl. Antes ya se la había mencionado como Brooklyn Bonfire y Hottest Jazz Baby in Films. Su carrera parecía imparable.
 
 
 
Se hizo tan famosa que recibía 40.000 cartas a la semana. La gente hacía colas en los cines para ver sus películas y todo lo que hacía dentro y fuera de la pantalla llenaba páginas en los diarios. Dicen que el personaje Betty Boop está inspirado en ella. Antes incluso de The It Girl ya se hablaba de una nueva versión de mujer, más atrevida y osada, con la que ella tenía mucho que ver. Se la consideró la mayor representante estadounidense de las Flapper, ese movimiento femenino iniciado en Inglaterra e introducido en América por escritores como Scott Fitzgerald, usado para describir mujeres jóvenes de carácter rebelde. En aquellos años veinte todo estaba cambiando. La economía en Estados Unidos era fuerte y estable por el momento y la gente quería vivir de forma menos convencional. Estas mujeres, de alguna manera, contribuyeron a modernizar la sociedad. Fumaban, bebían, conducían, bailaban y se divertían. También crearon una moda nueva en la ropa, más cómoda y ligera. Y se volvían locas por Clara Bow, que con sus películas hacía conocer ese nuevo universo femenino.




Clara llegó a cobrar 4.000 dólares semanales, un buen sueldo para la época, aunque muy inferior a otros actores masculinos de igual fama. Dicen que era una enamoradiza sin prejuicios, que lo mismo se encandilaba de su partenaire actual – trabajó con los mejores – que de un simple técnico del plató. Probablemente terminó decepcionada más de una vez, ya que se le atribuye la famosa frase Cuanto más conozco a los hombres más quiero a mi perro. No obstante, era muy alegre y adoraba estar rodeada por sus amigos. Le gustaba dar fiestas y el alcohol. Se rumoreaba que también cedió a la tentación de las drogas, muy populares en la industria de Hollywood. Al parecer, la obligaron a firmar un documento donde prometía portarse bien, es decir, como una señora. Ignoro si hicieron lo mismo con alguno de sus compañeros masculinos, famosos por sus juergas.
 
 
En 1927 protagonizó Wings, que fue la primera en ganar un Oscar a la mejor película del año. Cuenta la historia de unos aviadores en la Primera Guerra Mundial y merece una entrada única y exclusiva para hablar sobre ella. Una maravillosa sucesión de escenas, antes nunca vistas, tomadas desde el aire. Su director, William A. Wellman, fue un piloto de avión que supo arriesgar la cámara como nadie había hecho hasta entonces. Tuvo la ocasión de seguir haciendo películas como Enemigo público nº 1, Beau Geste o Caravana de mujeres entre otras.
 
 

A Clara le iba todo tan bien que es raro que pensara en el declive. Al igual que les pasó a muchos otros actores, el cine sonoro que irrumpió como un huracán terminó con su carrera. Es cierto que lo intentó y que siguió realizando algunas películas durante algunos años, pero a la gente no le gustaba demasiado su acento de Brooklyn, no les parecía adecuado a la imagen que se habían formado de ella anteriormente. Así que perdió popularidad mientras otras figuras se  abrían paso en la escena. Muchos famosos no lograron superar la criba sonora, aunque curiosamente hubo una actriz alemana que, a pesar de su acento, continuó haciéndose un lugar dentro del estrellato. Se llamaba Marlene Dietrich.
 
 

Clara Bow se retiró en 1933. El año anterior se había casado con el actor Rex Bell, con el que tuvo dos hijos. Sufrió algunos problemas emocionales debido a su ocaso y se comenta que incluso intentó suicidarse. Durante sus últimos años llevó una vida modesta con su familia, sin ser reconocida allá donde fuera. Murió en septiembre de 1965 de un infarto y está enterrada en el cementerio Forest Lawn Memorial Park de Glenale, California.
 
 
 
La Chica Eso quedó enterrada en el olvido y otras estrellas la sustituyeron.

 Es la historia de Hollywood.

 Es la historia de la vida.

 

4 comentarios:

  1. Interesante historia, no conocía a esta actriz, creo.

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    1. Yo supe de ella a través de una biografía de Hollywood, cuando me dio por buscarla en internet. En YouTube se puede encontrar la película It, que resulta muy curiosa de ver. A ti que te gusta tanto el cine clásico seguro que te gusta. Besitos.

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  2. cuando has hablado de las chicas americanas de los años veinte que demostraban una mayor independencia y un carácter transgresor, he pensado en las 'flappers', y luego he visto más abajo que las has mencionado. :)
    'it' denota una cualidad indeterminada, para la cual no hay una palabra específica.
    es una lástima que esa mujer cayera en el olvido. nunca se sabe qué caminos puede tomar una carrera artística...
    besitos, mercedes!!

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    1. Cierto, Chema. En aquella época ocurrió con muchos actores, algunos no pudieron superar pasar a la nada después de ser los reyes del país, la única aristocracia que los americanos reconocen, al menos por aquel entonces. Besos.

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