Nada mejor que empezar mi andadura bloguera con el último título
de Stephen King, uno de mis escritores contemporáneos favoritos. «22/11/63» , una fecha muy importante en los Estados Unidos y también en el mundo
entero debido a que fue el día en que el presidente Kennedy murió en Dallas
tiroteado por Harvey Lee Oswald.
La trama es muy interesante para los que nos sentimos atraídos
por los viajes en el tiempo y las consecuencias que estos podrían traer para la
vida actual. Jake Epping, un profesor de literatura en un pueblo de Maine
(estado preferido por el autor para la mayoría de sus novelas) tiene un amigo
que le cuenta como el sótano de su restaurante tiene una especie de entrada al
pasado, concretamente a un día de Septiembre de 1958. La obsesión de este amigo
desde que descubrió el hallazgo ha sido poder evitar la muerte de Kennedy porque
siempre ha creído que con ello cambiarían algunos momentos trágicos en la
historia de su país, como por ejemplo los miles de muertos en Vietnam. Sin
embargo, a pesar de que estaba más que dispuesto a detener a Harvey Lee Oswald
antes de que pudiera acometer el asesinato, una grave enfermedad le impide
quedarse en el pasado los cinco años que debe esperar hasta 1963. Es por ello
que quiere pasarle la batuta a Jake, quien al ser más joven y estar sano, puede
ser el que cambie el curso de la historia. Aunque Jake es reticente en un
principio, tiene motivos personales para al fin aceptar el desafío así que pasa
al otro lado adoptando una nueva identidad.
Si te gustan como a mí los viajes en el tiempo y has
disfrutado con “El reloj que retrocede” de Edward Page Mitchel , “Un yanqui en
la corte del Rey Arturo” de Mark Twain, “La máquina del tiempo” de H.G. Wells, “El
sonido del trueno” de Ray Bradbury y tantas y tantas obras de ficción sobre el
tema, estoy segura de que vas a disfrutar de esta novela que además habla de
uno de los episodios más controvertidos de la historia del siglo XX.
Stephen King nos traslada a un mundo donde no hay móviles ni
ordenadores, un mundo donde la gente todavía deja las puertas de sus casas
abiertas para que pasen los vecinos y los jóvenes dicen “señor o señora” cuando
hablan con un adulto. Son los años de Glenn Miller y Elvis Presley, de la
gasolina barata y el menú de tres platos con postre incluido a menos de un dólar,
pero también de la sordidez del racismo, el machismo y la mentalidad obtusa de
quienes prohíben libros por considerarlos subversivos. Como ya nos tiene acostumbrados en sus
novelas, la descripción de lugares, personajes y situaciones es inmejorable;
casi puedes oler el humo de los cigarrillos, saborear los batidos sin aditivos,
sentir el suspense que se va cerniendo página tras página y que te atrapa hasta
el final, un final que como casi todo en la vida nunca es como esperas.
En resumen, he disfrutado muchísimo y creo que ha merecido
la pena los 26,90 euros que ha costado el libro. Como diría mi hijo “Stephen
King es el puto amo.”
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