miércoles, 9 de mayo de 2012

Aquellos años de entonces


Nada mejor que  empezar mi andadura bloguera con el último título de Stephen King, uno de mis escritores contemporáneos favoritos. «22/11/63» , una fecha muy importante en los Estados Unidos y también en el mundo entero debido a que fue el día en que el presidente Kennedy murió en Dallas tiroteado por Harvey Lee Oswald.

La trama es muy interesante para los que nos sentimos atraídos por los viajes en el tiempo y las consecuencias que estos podrían traer para la vida actual. Jake Epping, un profesor de literatura en un pueblo de Maine (estado preferido por el autor para la mayoría de sus novelas) tiene un amigo que le cuenta como el sótano de su restaurante tiene una especie de entrada al pasado, concretamente a un día de Septiembre de 1958. La obsesión de este amigo desde que descubrió el hallazgo ha sido poder evitar la muerte de Kennedy porque siempre ha creído que con ello cambiarían algunos momentos trágicos en la historia de su país, como por ejemplo los miles de muertos en Vietnam. Sin embargo, a pesar de que estaba más que dispuesto a detener a Harvey Lee Oswald antes de que pudiera acometer el asesinato, una grave enfermedad le impide quedarse en el pasado los cinco años que debe esperar hasta 1963. Es por ello que quiere pasarle la batuta a Jake, quien al ser más joven y estar sano, puede ser el que cambie el curso de la historia. Aunque Jake es reticente en un principio, tiene motivos personales para al fin aceptar el desafío así que pasa al otro lado adoptando una nueva identidad.

Si te gustan como a mí los viajes en el tiempo y has disfrutado con “El reloj que retrocede” de Edward Page Mitchel , “Un yanqui en la corte del Rey Arturo” de Mark Twain, “La máquina del tiempo” de H.G. Wells, “El sonido del trueno” de Ray Bradbury y tantas y tantas obras de ficción sobre el tema, estoy segura de que vas a disfrutar de esta novela que además habla de uno de los episodios más controvertidos de la historia del siglo XX.

Stephen King nos traslada a un mundo donde no hay móviles ni ordenadores, un mundo donde la gente todavía deja las puertas de sus casas abiertas para que pasen los vecinos y los jóvenes dicen “señor o señora” cuando hablan con un adulto. Son los años de Glenn Miller y Elvis Presley, de la gasolina barata y el menú de tres platos con postre incluido a menos de un dólar, pero también de la sordidez del racismo, el machismo y la mentalidad obtusa de quienes prohíben libros por considerarlos subversivos.  Como ya nos tiene acostumbrados en sus novelas, la descripción de lugares, personajes y situaciones es inmejorable; casi puedes oler el humo de los cigarrillos, saborear los batidos sin aditivos, sentir el suspense que se va cerniendo página tras página y que te atrapa hasta el final, un final que como casi todo en la vida nunca es como esperas.

En resumen, he disfrutado muchísimo y creo que ha merecido la pena los 26,90 euros que ha costado el libro. Como diría mi hijo “Stephen King es el puto amo.”


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