miércoles, 28 de agosto de 2013

Y seguimos trasteando por los rincones





Sigo encontrando cosillas que hace años  no veía, esta vez mientras buscaba unas fotos que me había pedido una de mis hermanas. No es que tenga tantas reliquias como para fundar un museo familiar, pero lo poco que conservo está guardado por aquí o por allá y claro, es inevitable que a la caza de algo en especial aparezca otra cosa que no me esperaba. Así, esta mañana, tuve varias sorpresas muy agradables y emotivas para mí.
 

 
Cuando mis hermanas estudiaban en Madrid, solían enviarme postales a menudo. Me gustaban tanto que incluso jugaba con ellas como si fueran mariquitinas. Hoy he encontrado estas:
 
 

 
 
 

Y también esta que enviaron a mi madre:

 

Yo no era de comprar postales y si de hacerlas:


 

Entre todo esto he encontrado también este librito que nos tuvimos que aprender para hacer la Primer Comunión:

 

Pero lo más curioso de todo es que dentro de sus páginas ha aparecido esto sin que yo tuviera idea de haber conservado algo así:


 

¡Es que me pasaba el día comiendo chicles de esos!

miércoles, 21 de agosto de 2013

Agosto de pelis


Esta segunda quincena de agosto tocaba ir al cine. Como mi hija y yo compartimos el gusto por las películas apocalípticas, enseguida nos animamos a ver las dos que más se anunciaban.
 
 


La primera, Guerra Mundial Z, trata sobre una extraña epidemia, altamente contagiosa, que de repente asola a todo el planeta convirtiendo a  todo bicho viviente en zombi. Solo unos pocos pueden librarse y son ellos los que deben tratar de ordenar el caos que se organiza en cuestión de momentos. Brad Pitt va en busca de una cura dejando a su familia a salvo, algo que le hace recorrer medio mundo y enfrentarse a muchos peligros y algún que otro zombi.





 

Lo mejor: la fotografía, impresionantes escenas muy bien conseguidas. El movimiento marabunta-zombi es espectacular, una riada de personas capaz de menearse como un tsunami, o sea que el encargado de los efectos especiales se lo ha currado. En general el nivel de atención es bastante alto, sin decaer un momento, y con algunas frases que me llamaron la atención, como cuando un joven científico explica que la madre naturaleza es una asesina en serie, algo que me hizo recordar algunas enfermedades que desgraciadamente aparecen de repente en cualquier familia.

Lo peor: Algunas veces las escenas se mueven demasiado deprisa, algo que parece habitual en el cine actual pero que a mí, acostumbrada al cine clásico, me marean muchísimo. Previsible, por supuesto, el guión, pero bueno, ya sabe una que va a ver ¿no?

En definitiva, es una película para ver en familia, sin vísceras a la vista y donde los personajes son buenos y luchan para salvar a los zombis, a los que se les trata como enfermos y no como asesinos. Una visión diferente.

 

La segunda película, Elysium, nos cuenta la historia de la Tierra en un futuro no demasiado lejano. El planeta está devastado, contaminado y hecho polvo, por lo que los más pudientes se han mudado a Elysium, un planeta artificial donde todo es belleza y armonía. Mientras en la Tierra la gente malvive como puede, con deficiencias técnicas, medicas y de todo tipo, arriba los ricos viven de puta madre. No tienen grandes problemas e incluso sus adelantos médicos les proporcionan curas a cualquier enfermedad. Tienen una estricta vigilancia para que los de abajo no puedan molestarlos, aunque los necesitan para ciertos trabajos que perpetúa su nivel de vida. El problema es que todo el mundo en la Tierra quiere vivir allí, claro está, sobre todo aquellos que tienen problemas de salud y que saben que en Elysium pueden curarse en pocos minutos.







Lo mejor: El tema es interesante, yo diría que incluso puede resultar premonitorio. La fotografía está muy bien conseguida. Jodie Foster y Matt Damon hacen un buen papel, aunque el mejor actor de todos –que tuve oportunidad de descubrir en Distrito 9- es Sharlto Copley, el sudafricano camaleón de la pantalla.




 

Lo peor: Demasiada pelea. Me hubiera gustado que profundizara algo más en ambos mundos y sus personajes.

Al final resulta una película de acción más que otra cosa.

¿Y vosotros? ¿Las habéis visto? ¿Qué os han parecido?

 

 

lunes, 12 de agosto de 2013

Las cosas que una encuentra


A veces cuando una está buscando algo en especial –un libro, una foto, un título- se encuentra con cosas que al final te hacen olvidar lo anterior para sumergirte en un mundo de recuerdos. Es lo que me ha pasado esta mañana. Rebuscaba en el altillo de uno de los armarios cuando he dado con estos pequeños tesoros que me han hecho sonreír. ¡Cuántas horas habré pasado con ellos en determinadas épocas de mi vida!

 
Probablemente este no fue de los primeros cuentos que tuve- recuerdo otros que deben andar por ahí- pero si es de los más antiguos que conservo.




Dentro vienen unas diez historias, casi todas los típicos clásicos que se cuentan a los niños desde pequeños. Estas dos eran las que más me gustaban.






Recuerdo como si fuera ayer este Aladino que me trajeron los reyes magos. Me encantaban los dibujos, me parecían de lo más exóticos y me pasaba horas mirándolos.



 

Y cuando ya me conocía la historia de Heidi por aquella serie animada que casa sábado después de comer nos brindaba la televisión pública, los reyes volvieron a alegrarme el día con este regreso del personaje de Juana Spyri.



Tal vez fue la primera vez que estampé mi nombre en el interior de un libro, no puedo asegurarlo. Luego se convirtió en una costumbre que sigue hasta el momento actual. Claro que ya no pongo la edad, pero si la fecha.


 

Ay, mi colección de Don Miki. Cada semana contaba las pesetas que había ido reuniendo para comprarlos como si del recuento dependiera mi vida. Lo devoraba en pocos minutos, pero poco me importaba pues lo leía una y otra vez hasta aprendérmelo de memoria. Todavía si les echo una ojeada puedo recordar cada aventura.


 

Y cuando andaba por los quince años me dio por Mafalda. Decoré mi vida con ella: carteras, cuadernos, camisetas… Muchos años más tarde me regalaron un tomo enorme que contenía todas las tiras de Quino, pero no quise desprenderme de estos comics que me habían acompañado durante tanto tiempo.

 

Si he encontrado estas cosillas por casualidad es porque me encantaba enseñárselas a mis hijos y por eso están ahí, no demasiado escondidas. Me satisface pensar que ellos también los han disfrutado en su niñez y que yo, al compartirlos con ellos, volví a vivirlos con la nostalgia enchufada y un cariño entrañable a su olor a viejo y a sus páginas gastadas.

Y como dije al principio, ahora he olvidado el origen de la búsqueda.

 

 

lunes, 5 de agosto de 2013

Estepona, mon amour


Ayer fue mi cumpleaños. De todos los regalos que he recibido, el que más me ha gustado ha sido estar en Estepona todo el mes de Julio. Después de mi segunda operación el 30 de Abril, y de complicárseme la recuperación con una neuropatía, necesitaba salir de casa y de Antequera por una temporada. Hemos estado en un apartamento propiedad de mi amiga Pepa, en una tranquila urbanización a cinco kilómetros de la playa, en plena montaña, rodeados por un esplendido campo de golf.

 
Solo por la terraza y las vistas ya merecía la pena estar allí, pero es que además, el fresco que nos llegaba a todas horas nos ha hecho muy, muy felices.


 
 Tranquilidad absoluta. Silencio y paz. A veces era como estar viendo un programa del National Geographic: pinzones, milanos, conejos… Podéis ver aquí algo de lo que yo veía cada día, aunque lamento decir que los animales, esos que nos tenían entretenidos todo el rato, no se dejaron fotografiar.



 

En esta foto, al fondo, se puede ver Gibraltar y a la izquierda, esa montañita algo borrosa, África. Una maravilla despertarse y tomar el desayuno en la terraza  contemplando esas vistas.



 

Molly también ha estado feliz y relajada. A pesar de que no le gusta salir de su entorno y suele estar muy nerviosa siempre que la llevamos de visita a una casa que no conoce, esta le encantó desde el primer momento y la hizo suya enseguida. Para colmo ha estado varias veces en una playa cercana donde se puede llevar perros y lo ha pasado pipa bañándose en el mar.


 
 
 

Hemos sido visitados continuamente por familiares y amigos, con los que hemos compartido alguna que otra comilona, baños en la piscina y excursiones por la ciudad. Estepona está preciosa. Tiene muy buen ambiente y da gusto pasear de noche por el Paseo Marítimo. Lástima que mi cámara me fallara algunas veces y no hayan salido todas las fotos que hice. Aquí solo algunas. La luna llena estaba hermosísima sobre el mar, aunque la foto es mala.



 

Mi estancia allí ha sido positiva también por razones de salud. Todas las mañanas iba hasta Algeciras, a media hora de camino, donde he estado en una clínica de rehabilitación estupenda. Ejercicios en la piscina por la tarde. Andar unos cuantos metros al anochecer. Y siempre la brisa cercana del mar, esa brisa que se adentra en el espíritu y hace que las cosas parezcan mejores.

Ya estamos de nuevo en casa, con un calor horrible que nos ha golpeado, literalmente, nada más entrar en la ciudad. Echamos de menos el fresco, las vistas y sobre todo la buena compañía. Otra vez será.