Ya he hablado en algunas ocasiones de cómo escritores y editoriales
actuales no conciben un libro de menos de trescientas páginas. Ahora que estoy
disfrutando de mucha literatura de otras épocas, reencontrando a escritores
olvidados y conociendo a otros que no había leído nunca, ratifico mi opinión de
que las historias bien contadas no necesitan formar un mamotreto interminable
que, para mi gusto, en algunas ocasiones cansa al lector. Próximamente crearé
una entrada con el título de varios de los libros que últimamente me han
causado un gran impacto, algunos incluso no llegan a ¡60 páginas!, cosa que
parece increíble.
Entre mi búsqueda de libros interesantes encontré este maravilloso 84, Charing
Cross Road, un libro de 151 páginas que se lee de un tirón.
La historia nos muestra la correspondencia real que Helene Hanff y los
empleados de una librería mantienen durante más de veinte años. El comienzo es
simple: En Octubre de 1949, Helene, una escritora apasionada de los libros antiguos,
conoce por medio de un anuncio en la prensa la existencia de un pequeño
comercio situado en 84, Charing Cross Road de Londres y decide ponerse en
contacto con ellos para que le encuentren algunos de sus deseados tesoros. A
través de las cartas, vamos conociendo a la escritora – culta, divertida y
generosa, pero también maniática e impaciente – así como a los empleados de la
librería, en particular a Frank Doel, el eficaz librero que trata de satisfacer
a su clienta de manera profesional hasta que los años, los detalles y la
intimidad que todos comparten en lo que escriben, hacen que la amistad relaje
sus modos.
La confianza que se toma la americana desde el principio, con unos ingleses
poco dados a las familiaridades y siempre tratando de guardar las distancias con sus clientes, suele arrancarnos alguna que otra sonrisa. Tal es la amistad que terminan cultivando entre todos, que aparte de
contarse cosas personales, también hacen intercambio de regalos. En particular,
Helene tiene el detalle de enviarles comida porque en Europa son los años de la
postguerra y es difícil conseguir algunos alimentos básicos. Y aunque le encanta
tener estos detalles con sus amigos, en el fondo lo único que desea
con toda su alma es poder reunirse con ellos en persona y disfrutar del Londres
literato que tanto ama.
En 1987, el director David Hugh Jones la llevó al cine con actores de la
talla de Anne Bancroft - la inolvidable Mrs. Robinson de El Graduado – y el
genial Anthony Hopkins en los papeles principales. La película mantiene el
estilo de correspondencia entre ambos países como en el libro, mostrándonos la
vida de los personajes mientras sus voces nos leen las cartas que van pasando
de un lado a otro. Consigue esa atmosfera de librería antigua y tomos pasados
de moda, ese universo de amor a la lectura que la autora transmite en sus
páginas.
"Pero... no sé...,
tal vez sea mejor que nunca haya estado allí. Soñé tanto con ello y durante
tantísimos años... Solía ir a ver películas inglesas sólo para familiarizarme
con las calles. Recuerdo que años atrás un muchacho al que conocía me dijo que
las personas que viajaban a Inglaterra encontraban exactamente lo que buscaban.
Yo le dije que buscaría la Inglaterra de la literatura inglesa, y él asintió y
me dijo:"Está allí.""
Una obra de arte.
sí, merchi, la verdad es que los libros muy largos asustan un poco de entrada. me apunto éste. es cortito, está escrito por una mujer y trata sobre la sociedad británica. lo tiene todo para gustarme, además me fío mucho de tus recomendaciones. :)
ResponderEliminarbesitos!
Gracias, Chema, espero que te guste ;)
ResponderEliminarYa sabes que me gustó mucho jajjaaja. Tengo la película pendiente, a ver si estos días le hago un hueco
ResponderEliminarComo he dicho en tu blog, ¡vaya casualidad! Me ha hecho mucha gracia. Y como ya voy conociendo tus gustos, puedo asegurarte que la película te va a gustar mucho. Besosssss
EliminarMe lo apunto enseguida, es un libro que promete muchísimo. Y me gusta esa nueva sección que quieres inaugurar, comparto totalmente lo que dices de los mamotretos.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias, Shirat. Un beso.
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