Ver esta película significa encontrarme con mis dos iconos principales de la pantalla y un guión como pocos. Suspense, acción, humor, romance… Es que lo tiene todo.
Cary Grant ya tenía sus añitos (59) cuando decidió hacer
esta película de Stanley Donen, un director acostumbrado a grandes éxitos como
“Siete novias para siete hermanos”, “Cantando bajo la lluvia” o “Un día en
Nueva York”. Ya habían trabajado antes juntos (“Página en blanco”,
“Indiscreta”) y supongo que el resultado final fue tan bueno que había que
intentarlo de nuevo. Cuentan que el actor no paró hasta que el guionista, Peter
Stone, retocara su personaje para no parecer un “viejo verde” frente a la
maravillosa Audrey Hepburn, quien para entonces tenía 34 años y estaba en pleno
esplendor de su belleza. Al parecer entre él y Peter Stone cambiaron las tornas
para ser ella la que lo persiguiera, dando así al personaje masculino un toque
de dignidad que lo hacía más creíble. Si hay algo que no se le puede reprochar
a Cary Grant es su gran interés en no hacer el ridículo cortejando en la
pantalla a damas mucho más jóvenes que él, algo en lo que debería tomar ejemplo
más de un actor del cine actual.
La acción transcurre en Paris. Regina Lampert (Audrey
Hepburn) es una norteamericana que está de vacaciones en una estación de esquí y
está pensando en pedir el divorcio a su marido en cuanto regrese a casa. Casualmente conoce a un tal Peter Joshua (Cary
Grant) e inician una conversación divertida antes de separarse. A su vuelta,
Regina descubre que su marido se ha ido dejando el piso vacío y ha vendido
todas sus pertenencias, incluidos los muebles. Poco después, la policía le
notifica que han asesinado a su marido y que además era poseedor de cuatro
pasaportes con diferentes nombres y un pasado algo extraño. Regina, que no
conocía nada sobre esto, conoce en el funeral a tres personajes algo siniestros
(James Coburn, Ned Glass y George Kennedy) que al parecer eran amigos del
difunto. Los tres quieren que Regina les devuelva un dinero que aseguran les
robó su marido durante la guerra. Ante las amenazas de estos, solo hay dos
hombres que la pueden ayudar. Uno es un agente de la Embajada Americana, el Sr.
Bartholemew (Walter Matthau), y el otro es aquel que conoció en sus vacaciones,
el atractivo Sr. Joshua, quien en realidad no es quien dice ser y también va en
busca del dinero.
La música de Henry Mancini acompaña cada escena llena de
ritmo, gags y buena interpretación por parte del elenco de actores. Los
diálogos son maravillosos. La fotografía es genial. La trama, muy al estilo de
Hitchcock pero sin las típicas escenas
de Hitchcock (supongo que me entiendes si conoces bien al director inglés).
Cary y Audrey están magníficos, guapísimos y muy divertidos. Los dos fueron
candidatos a los Globos de Oro como mejor actor y mejor actriz de comedia en el año 1964 por
esta película.
Típico diálogo de la película:
Regina: Apártese, me tapa la vista.
Peter: ¿Qué vista es la que quiere ver?
Regina: La que usted me tapa.
Que digo yo que la diferencia de
25 años que hay entre los protagonistas no llega a significar nada puesto que
Cary Grant es tan, tan, tan maravilloso que …, bueno, mejor no sigo. (¡Anda ya,
George Clooney, te vas a parecer a él, te quieres ir…!)
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