viernes, 6 de julio de 2012

El polígamo solitario


Cuando era niña, revisando los libros de la abuela de una amiga, me topé con un título que me llamó la atención: “La esposa número 27”, de Irving Wallace. Enseguida quise leerlo, imaginando que iba a encontrarme con una historia al estilo de Barba Azul, cargada de misterios y mujeres encerradas en torres impenetrables. Nada más llevármelo a casa y comenzar a leer me di cuenta de que aquello no iba a ser lo que esperaba. Sin embargo mi decepción se tornó en interés a medida que pasaban los minutos. El escritor hablaba sobre el nacimiento de la poligamia norteamericana, sus duros comienzos, la incidencia que tuvo en el entorno, las tragedias que sus seguidores vivieron y también las mentiras y los argumentos que utilizaron para continuar con una religión que por entonces causó escándalo en todas partes. Se trataba de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, más conocida como la Iglesia Mormona. Era la primera vez que oía hablar de ella, pero Irving Wallace supo azuzar mi curiosidad. No voy a hablar de este libro ni de la religión mormona, de la que por supuesto tengo mi opinión, máxime teniendo en cuenta que desde que la conocí, he encontrado noticias sobre ella y sus seguidores en muchas ocasiones y porque también hace unos años estuve viendo una serie llamada “Big Love” donde los protagonistas pertenecían a la sección más ortodoxa de los mormones.

La novela que quiero comentar se llama “El polígamo solitario”, de Brady Udall. Cuenta la historia de Golden Richards, un mormón que tiene cuatro esposas y veintiocho hijos. Como la Iglesia oficial mormona no aprueba la poligamia desde principios del siglo XX, Golden y su numerosa familia viven apartados y solo se codean con quienes son igual que ellos. Las cosas comienzan a ir de mal en peor cuando su hija Glory muere en un accidente. Era una niña muy especial, la preferida de su padre quien no parece que pueda superar la perdida. Además la empresa de construcción de la que es dueño no va muy y los problemas económicos también le agobian. En sus casas hay rencillas y peleas que nunca parecen solucionarse y por si esto fuera poco Golden se enamora de una joven ajena a la Iglesia, alguien con la que espera superar sus problemas pero que solo le crea muchos más.


Lo mejor de esta novela es que el autor mezcla la más cruda tragedia con un humor entrañable y sencillo que te atrapa desde la primera página. Los numerosos personajes que desfilan a través de sus capítulos van metiéndote en la historia, haciendo que te rías y sufras con ellos, sobre todo Rusty, uno de los hijos, cuya visión particular de la vida no deja indiferente al lector.

Creo que es una lectura interesante para estos meses de vacaciones.

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