Ingredientes
para una comedia perfecta:
-
Charles Brackett, Billy Wilder y
Walter Reisch haciendo el guión.
-
Ernst Lubitsch dirigiendo.
-
Greta
Garbo y Melvyn Douglas en los principales papeles.
-
Felix
Bressart y Sig Ruman, entre otros, como actores secundarios.
Con
semejante conjunción de genios solo podía salir una película como “Ninotchka”.
La acción
comienza en Paris, donde tres emisarios rusos son enviados desde Moscú para
vender unas joyas pertenecientes a la Gran Duquesa Swana, quién además de vivir
en la capital francesa es amiga íntima de un distinguido playboy, el Conde León
de Algout (Melvyn Douglas). Cuando la Gran Duquesa se entera de que sus joyas,
confiscadas por el gobierno comunista, están ahora en occidente, no duda en enviar
al Conde para que negocie el modo de devolverlas a su legítima dueña. El Conde
enseguida de dedica a camelarse a los emisarios, quienes se enamoran del
sistema capitalista y comienzan a vivir a lo grande, olvidando un poco el
asunto que los ha llevado hasta allí. Por todo esto, el gobierno ruso, envía a
un cuarto emisario para zanjar de una vez el problema, pero esta vez se trata
de Nina Ninotchka Ivanovna Yakushova (Greta Garbo), mujer fría y eficiente que
no se dejará engañar tan fácilmente.
“¡Garbo
ríe!”, (“Garbo laughs!”), se publicitaba la película. Y es que se afirma que
era la primera vez que la Garbo reía ante la cámara, acostumbrada a hacer
papeles dramáticos. Se estrenó en 1939,
dos meses después de iniciarse la Segunda Guerra Mundial y tuvo un gran éxito
desde el primer día. Recibió cuatro nominaciones a los Oscar por Mejor
Película, Mejor Guión, Mejor Historia Original y Mejor Actriz Principal.
Para mi es
una de las mejores comedias que he visto. Está cargada de ironía, humor,
belleza fotográfica (Garbo está guapísima) y una gran ternura. Los tres
emisarios bolcheviques son unos inocentes encantadores de los que te enamoras
enseguida. Los diálogos son estupendos.
Las críticas al capitalismo y al comunismo son constantes pero todo está hecho
con buen gusto y de manera correcta.
Escenas
inolvidables con diálogos como:
“Ninotchka:
¿Por qué lleva las maletas de otros?
Mozo: Es mi
trabajo, madame.
Ninotchka:
Eso no es un trabajo. Es una injusticia social.
Mozo:
Depende de la propina.”
“Conde: Lo
insultaste, ¿sabes? Heriste sus sentimientos. Es como decirle a un músico que
no te gusta la música. Ese buen hombre cree tanto en la comida como tú en Karl
Marx. No puedes ir por el mundo lastimando así a la gente, camarada Yakushova.
Pero puedes compensarlo, ¿sabes cómo?, comiendo y saboreando todo lo que
traiga.”
Hace poco me dijo mi hijo que muchos de sus amigos,
algunos muy amantes del cine, no habían oído hablar de esta película. Ni de
Lubitsch, ni de la Garbo. Sentí lástima que “Ninotchka” pueda caer en el
olvido, que las nuevas generaciones no disfruten de esta obra de arte que aún
en blanco y negro todavía está fresca. Pasa con otras muchas que nuestros
jóvenes desconocen. No voy a decir que deberían ser una asignatura en los
colegios, pero casi casi… Me dicen algunos amigos que hay un par de canales que
últimamente están poniendo grandes películas de todos los tiempos, algo que
espero que dure mucho. Tal vez algún día me decida a ver de nuevo televisión.
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