viernes, 6 de julio de 2012

Me muero por ir al cielo


Descubrí a Fannie Flagg hace muchos años, cuando después de haber visto la película “Tomates Verdes Fritos”, encontré un libro de bolsillo sobre ella y decidí leerlo. Aunque la película me había gustado mucho, la novela me llenó mucho más (suele pasar) y además tuve oportunidad de conocer el método literario de la escritora, que desde el principio me cautivó. Fannie Flagg mezcla el realismo más crudo con el humor más hilarante. Sus personajes están llenos de una ternura que hace que enseguida les cojas cariño, deseando pasar con ellos todo tu tiempo. Pocos autores saben hacerte reír y llorar a la vez como ella. Si no habéis leído “Daisy Fay y el Hombre de los Milagros” os recomiendo que la busquéis y os pongáis a ello enseguida porque os aseguro que vais a disfrutar de la primera hasta la última página con las aventuras de una hija y su padre en el sur estadounidense de los años cincuenta.

“Me muero por ir al cielo” es una de las últimas novelas que he leído de ella. Cuenta la historia de una anciana llamada Elner (ya había salido en otra de sus novelas, cosa que me encantó pues es uno de sus mejores personajes) que vive en Misurí en la época actual. Un día tiene un accidente mientras está subida a un árbol y cuando despierta comienza una aventura muy especial con las personas que han vivido siempre con ella. Sin embargo, para sus parientes más cercanos también hay sorpresas y todos se sumergen en un delicioso enredo donde se nos da una lección inolvidable sobre la amistad y la vida.

Escuchar a Elner es una delicia para cualquiera. A pesar de que siempre anda diciendo que no es inteligente porque nunca ha podido estudiar, tiene una sabiduría inmensa y solo se preocupa de lo que en verdad es importante: los amigos, los parientes, la buena comida, la puesta de sol desde su porche, su gato y escuchar sus programas de radio preferidos. Explicando que le gusta de la gente dice:

“- Oh, no sé, supongo que sus pequeñas rutinas, que para vestirse bien se pongan ropas extravagantes, o que vayan a arreglarse el pelo y les quede hinchado, no sé por qué, pero siempre he pensado que era muy divertido. Me he sentado en el porche durante años, viéndolos pasar, corriendo de acá para allá, y observar a las personas ha sido más divertido que ver una película, casi nunca he conocido a nadie que no me cayera bien.”

El libro está cargado de todas sus reflexiones, pensamientos de una mujer que está terminando su vida y sabe lo que se necesita para ser feliz. Eso sí, mientras compruebas verdades como puños a través de sus ojos y sus palabras, te desternillas de risa con el desfile de personajes que van pasando alrededor de Elner y sus opiniones acerca de esta anciana que a nadie deja indiferente.

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