Descubrí a Fannie Flagg hace muchos años, cuando después de
haber visto la película “Tomates Verdes Fritos”, encontré un libro de bolsillo
sobre ella y decidí leerlo. Aunque la película me había gustado mucho, la
novela me llenó mucho más (suele pasar) y además tuve oportunidad de conocer el
método literario de la escritora, que desde el principio me cautivó. Fannie
Flagg mezcla el realismo más crudo con el humor más hilarante. Sus personajes
están llenos de una ternura que hace que enseguida les cojas cariño, deseando
pasar con ellos todo tu tiempo. Pocos autores saben hacerte reír y llorar a la
vez como ella. Si no habéis leído “Daisy Fay y el Hombre de los Milagros” os
recomiendo que la busquéis y os pongáis a ello enseguida porque os aseguro que
vais a disfrutar de la primera hasta la última página con las aventuras de una
hija y su padre en el sur estadounidense de los años cincuenta.
“Me muero por ir al cielo” es una de las últimas novelas que
he leído de ella. Cuenta la historia de una anciana llamada Elner (ya había
salido en otra de sus novelas, cosa que me encantó pues es uno de sus mejores
personajes) que vive en Misurí en la época actual. Un día tiene un accidente
mientras está subida a un árbol y cuando despierta comienza una aventura muy
especial con las personas que han vivido siempre con ella. Sin embargo, para
sus parientes más cercanos también hay sorpresas y todos se sumergen en un delicioso
enredo donde se nos da una lección inolvidable sobre la amistad y la vida.
Escuchar a Elner es una delicia para cualquiera. A pesar de
que siempre anda diciendo que no es inteligente porque nunca ha podido
estudiar, tiene una sabiduría inmensa y solo se preocupa de lo que en verdad es
importante: los amigos, los parientes, la buena comida, la puesta de sol desde
su porche, su gato y escuchar sus programas de radio preferidos. Explicando que
le gusta de la gente dice:
“- Oh, no sé, supongo que sus pequeñas rutinas, que para
vestirse bien se pongan ropas extravagantes, o que vayan a arreglarse el pelo y
les quede hinchado, no sé por qué, pero siempre he pensado que era muy
divertido. Me he sentado en el porche durante años, viéndolos pasar, corriendo
de acá para allá, y observar a las personas ha sido más divertido que ver una
película, casi nunca he conocido a nadie que no me cayera bien.”
El libro está cargado de todas
sus reflexiones, pensamientos de una mujer que está terminando su vida y sabe
lo que se necesita para ser feliz. Eso sí, mientras compruebas verdades como
puños a través de sus ojos y sus palabras, te desternillas de risa con el
desfile de personajes que van pasando alrededor de Elner y sus opiniones acerca
de esta anciana que a nadie deja indiferente.
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