Esta es una
película para ver tumbado en el sofá, sin más pretensión que la de disfrutar
del cine genial que se hacía antaño. Sin embargo, a pesar de que es divertida y
tiene un dialogo estupendo, también te hace pensar en lo poco que ha cambiado
el panorama político desde los años 40 hasta ahora, pero enseguida vuelvo a
esto.
1947. La
hija de un granjero sueco en Estados Unidos (Loretta Young) abandona la casa de
sus padres para ir a la ciudad y estudiar enfermería. Por el camino, tras un
desagradable percance con un tipo nauseabundo, pierde el dinero que llevaba
para la matricula. Como es una chica resuelta y no se deja amilanar por nada,
decide buscar trabajo de cualquier cosa que le ayude a recuperar el dinero y
poder seguir así su sueño. No tarda en aceptar el puesto de doncella en casa de
un congresista llamado Glen Morley (Joseph Cotten) pero su peculiar carácter
independiente e idealista hace que enseguida llame la atención. En cuestión de
poco tiempo llegará a encararse a algunos políticos y recordarles que solo
están al servicio del pueblo y no para enriquecerse a costa de este.
Como digo es
una película muy divertida, con personajes y situaciones que no dejan
indiferente a nadie y que provocan más de una carcajada. Loretta Young está
genial (ganó el Oscar a la mejor actriz ese año) y Joseph Cotten, como siempre,
actúa correctamente en el papel de un joven congresista cuya familia siempre se
ha dedicado a la política. El director, H.C. Potter (“Los Blanding ya tienen
casa” entre otras) consigue llegarnos al corazón con la historia de esta mujer
valiente, luchadora y enérgica.
Interesante
ver como se mueven algunos políticos corruptos, algo que recuerda más de una
situación actual, por lo que la cinta lejos de perder interés con el paso del
tiempo, atrae entre otras cosas por este motivo en especial.
Para mi gusto es mucho más interesante verla en versión
original.
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