¡Ya están aquí las
primeras de este verano!
Solo las veo en los jardines del cementerio, cuando
paso por allí haciendo mi caminata diaria. El olor que despiden, a pesar de que
aún son escasas, me recibe unos metros antes de divisarlas. Es un aroma que me
trae recuerdos de la niñez, de una calle donde los niños jugábamos en los
atardeceres veraniegos después de un largo día de playa, en espera de que se
hiciera de noche para escaparnos al cine de verano del barrio.
Si cierro los
ojos puedo vislumbrar una iglesia, un jardín con cientos de estas flores y un
grupo de gente que se saluda con la naturalidad que dan años y años de
convivencia en común. También siento la brisa salada que recorre la larga calle
que llega hasta el mar, ese airecillo
que hace que las madres nos obliguen a entrar en casa a por la rebeca si
queremos seguir a la intemperie.
Sin embargo, lo que rememoro con más nitidez
son aquellos rostros amigos que acompañaron mi infancia en miles de aventuras
estivales, jugando a formar paracaídas con estas flores que arrancábamos sin piedad, los recuerdo mientras una sonrisa me atraviesa el alma y termina acompañándome
hasta el final del trayecto.
A través del olor de estas flores, llamadas “Don
Pedro”, encuentro miles de sensaciones que hacen más grato mi paseo, y es por
ello por lo que cada año las espero con impaciencia.
Hola guapa, no había leído tu blog hasta ahora y ME ENCANTA!, escribes genial, enhorabuena, ya tienes otra seguidora más. Un beso.
ResponderEliminarwww.angelafernandezmoda.com
Gracias, Angela, ya sabes que yo te sigo en tu blog, en el facebook, en el twiter y donde haga falta, jeje.. Besos.
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